Cada vez que participo en una conferencia y tengo la oportunidad de compartir y escuchar las opiniones, puntos de vista, argumentaciones, preguntas, dudas, inquietudes de las personas que se encuentran allí me convenzo más de la importancia del entrenamiento de nuestras competencias emocionales para nuestro éxito profesional y esto independientemente de la profesión de la que hablemos. Absolutamente todos necesitamos desarrollarlas y cuando hablo de competencias me refiero a las cinco competencias básicas de la inteligencia emocional (autoconocimiento, autocontrol, motivación, habilidades sociales y empatía).
Tuve la oportunidad de compartir en una clase del Máster de Emprendedores del Instituto de Pensamiento Positivo con Andrés Pérez Ortega, (pionero en España en el tema de Marca Personal) y mencionaba que uno de los principales aspectos a tener en cuenta en el momento de crear nuestra marca personal tiene que ver con dos preguntas: ¿qué quiero? y ¿quién soy? dos preguntas que aunque parecen tener una respuesta muy obvia muchas veces se convierten en el talón de Aquiles de muchos profesionales. Ingenieros, médicos, abogados y licenciados en cualquier área que no saben lo que quieren, sin un objetivo claro, con miedo para empezar y con un marcado exceso de análisis para tomar cualquier decisión que termina produciendo parálisis. Sin duda para llegar a nuestro destino debemos primero saber cuál es y luego navegar hacia él pero muchas veces hacemos las cosas al revés y ese es el problema de muchas personas, como no tienen un objetivo claro entonces gastan días, meses, años apuntando a tantos lados que finalmente llegan al mismo punto desde donde salieron, dando vueltas y vueltas en un mismo círculo, siguiendo el mismo patrón de todos, algo como: término el colegio, entro a la universidad, me gradúo, ahora un postgrado, estudió inglés, busco trabajo, hago otro postgrado y otro más y otro más… Y sigo buscando trabajo… y así, tratando de llenar el tiempo con actividades que pueden entretener por un tiempo pero que finalmente no apuntan a nada. Debemos entenderlo: Es imposible desarrollar nuestro potencial, ser profesionales que dejan huella, si no sabemos para dónde vamos o a dónde queremos llegar.
Llego a este punto para mencionar realmente lo que quiero y es que aunque antes era impensable tener en cuenta aspectos psicológicos para nuestro desarrollo exitoso como profesionales hoy en día resulta más evidente que conocer aquello que nos mueve por dentro, lo que nos apasiona, conocer lo que queremos, tener claras cuáles son nuestras fortalezas así como nuestros puntos flacos, es fundamental para ser profesionales con propósito. En el ámbito laboral se le ha dado mucho protagonismo a las destrezas técnicas y al coeficiente intelectual y se ha dejado de lado aunque ahora en menos proporción a las habilidades sociales y personales, como lo menciona Stephen Rosen (físico teórico y director de un proyecto científico que estudia las razones del fracaso de las carreras de algunos científicos) «Es como si el músculo intelectual se hubiera fortalecido a expensas de los músculos de las competencias personal y social.»
Cientos de estudios demuestran que el éxito tanto profesional como personal tiene estrecha relación con la capacidad de comprenderse a sí mismo y a los demás, es decir con nuestra inteligencia emocional. Lo cual lo sustenta aún más Robert Sternberg quien menciona en su libro Inteligencia Exitosa 20 características de las personas exitosas:
1. Las personas con inteligencia exitosa se automotivan.
2. Se concentran en sus objetivos.
3. Tienen capacidad para aplazar la gratificación.
4. Aprenden a controlar sus impulsos.
5. Saben cuándo perseverar.
6. Saben cómo sacar el máximo partido de sus habilidades.
7. Traducen el pensamiento en acción.
8. Se orientan hacia el objetivo.
9. Completan la tarea y llegan hasta el final.
10. Tienen iniciativas.
11. No tienen miedo de arriesgarse, ni de fracasar.
12. No postergan.
13. Aceptan la crítica justa.
14. Rehúsan la autocompasión.
15. Son independientes.
16. Tratan de superar las dificultades personales.
17. No hacen demasiadas cosas a la vez, ni demasiado pocas.
18. Ven, al mismo tiempo el bosque y los árboles.
19. Tienen nivel razonable de autoconfianza y creen en su capacidad para alcanzar sus objetivos.
20. Equilibran el pensamiento analítico, creativo y práctico.
Las competencias emocionales resultan entonces importantes para nuestro desempeño profesional diario. Un genio podría tener la capacidad intelectual suficiente y más que suficiente para solucionar cualquier tipo de problemática en su área y sin embargo si es una persona con miedo de hablar en público, si no sabe vender sus ideas, si no tiene la capacidad de llegar a la cabeza y al corazón de su público, entonces ese conocimiento se vería sesgado por su carácter.
Sin duda, tu brillantez intelectual no asegura por sí sola tu éxito profesional ni tu crecimiento personal, si esta no la acompañas de la habilidad para lograr inquietar, influir y persuadir a los demás, a las personas cercanas a ti, a tus clientes, así como si se careces de la motivación, autoconfianza y compromiso necesario para cumplir con los objetivos que tengas trazados. Estas competencias tienen que ver con tu autoestima, con la capacidad de creer en tus fortalezas, con la actitud que asumes frente a tu rol como profesional, tienen que ver contigo y a la vez con los demás y es que es por eso que soy una convencida que el desarrollo exitoso de nuestros talentos reside en primer lugar en una excelente gestión de nuestras competencias emocionales.
Milena Gonzalez