Desde que nuestros hijos nacen hasta que se hacen mayores desarrollan vinculos afectivos con nosotros que los cobijarán por el resto de sus vidas.
Aún antes de que el niño/a empiece a hablar inicia su proceso comunicativo con su madre y padre. Sus gestos, su balbuceo y sus respuestas no verbales a los estímulos , se convierten en el vehículo que le permite decirle a su madre o padre lo que necesita o lo que le pasa (sueño, hambre, dolor, miedo…).
Nuestra forma de responder a las necesidades de nuestros hijos, les permite formarse una idea de cómo es el mundo (injusto o seguro). Entre más equipados estemos como padre y madres para responder a las necesidades correspondientes a cada etapa, mayor será el vínculo afectivo que forjemos con ellos y por ende mayor cubierta tendrá la necesidad de seguridad y de sentirse importantes y tenidos en cuenta.
Algunas veces las necesidades de nuestros hijos de acuerdo a su etapa de vida, nos demandará un trabajo más arduo que posiblemente otra etapa. Por ejemplo, no es lo mismo la necesidad de un recién nacido de comer, dormir, y de dependencia absoluta que la de un niño de 5 años que es capaz ya de vestirse solo, caminar por sí mismo y expresar con palabras lo que le pasa (hambre, sueño, caca o pis).
Conocer y entender las necesidades de cada etapa es clave, ya que esto nos permitirá ser más tolerantes o no con las demandas de nuestros hijos. Así como no nos enfadamos con nuestro bebé recién nacido que quiere comer cada 20 minutos y que nos trasnocha día tras día porque sabemos que es un comportamiento propio de su edad. También sabremos que un niño o niña de cuatro años que le argumenta a su padre que no quiere la camisa roja sino la azul, está experimentando su deseo de decidir por sí mismo/a en lugar de creer que es un comportamiento desafiante.

Ignorar las necesidades propias de cada etapa nos puede hacer errar muchas veces en el viaje de la ma/paternidad, ya que nos tomaremos como personal, actitudes y comportamientos correspondientes a la edad y momento en el que se encuentra nuestro hijo.
Es probable que en esos momentos en los que como madres/padres nos sentimos incapaces de gestionar una situación específica con nuestros hijos terminemos desbordándonos y quizá diciendoles algunas frases que a los cinco minutos de haberlas pronunciado ya lo estamos lamentando.
Y para terminar, no puedes perderte este vídeo con 9 frases alentadoras vs 9 frases aplanadoras precisamente para esos momentos en los que te sientes desbordada/o.
Recuerda, estamos educando para el momento y sobretodo para la vida.
Con amor.
Milena González. Una mamá psicóloga.