A ti mamá que seguro igual que yo te preguntarás a lo largo del día ¿cuándo tendré un momento para descansar? 

A ti mamá que deseas poder volverte a  sentar y encontrarte contigo misma como en aquellos tiempos… sola con la mirada perdida aunque sea para no pensar en nada. 

A ti mamá que muchas veces y seguro sin éxito tratas de reiniciar una conversación con alguien pero ves que ya ni eso es posible. A ti mamá que te preguntas ¿podré algún día volver a sentarme a comer tranquila? ¿Podré volver a dormir toda la noche o por lo menos amanecer sin mis hijxs en mi cama? 

Ser mamá es agotador, es el mayor reto que podemos tener en la vida. Ser mamá cansa y no solo físicamente sino también mental y emocionalmente. 

En esos momentos cuando siento que mi cuerpo y mi alma no pueden más, cuando un simple hola cómo estás de mi madre me hace saltar las lágrimas… en esos minutos respiro y empiezo a recordar lentamente que esta locura de llantos, noches interminables, fiebres, pataletas, gritos, peleas entre hermanos un día se acabarán. Se irán apagando día a día, año tras año, lentamente y un día me daré cuenta que han crecido y que esas luchas diarias para dormir, atarse el cinturón en el coche, cepillar los dientes, poner la crema, recoger los juguetes, hacer la compra en paz… ya no estarán, ya no me acompañarán más y seguramente en esos instantes solo recordaré con nostalgia todos esos momentos caóticos pero también hermosos de la infancia.

Porque ser madre es mucho más que el cansancio del día a día, es mucho más que trasnochar, dar la teta y cuidar fiebres. Ser mamá va más allá de dar la vida porque aprendes que ellos te dan la vida. Ser mamá te da la oportunidad de quedarte sin saber qué responder cuando esas vocecitas tan agudas te preguntan por qué el sol nos persigue. Ser mamá es reír a carcajadas, jugar con arena, cantar cantajuegos, ver el mismo episodio de la patrulla canina mil veces y disfrazarte de quien haga falta para no perderte ni un segundo el brillo en los ojos de esos seres maravillosos que te llaman mamá. 

Cuando estoy cansada trato de recordarme que un día crecerán y se marcharán de casa (como un día lo hice yo) y el nido volverá a estar vacío. Y en esos momentos pienso en lo mucho que echaré de menos (como lo hace mi madre hoy) esos gritos por casa, esas noches interminables o esa manito pequeña tocando suavemente mi cara diciéndome que soy la mejor madre del mundo cuando ese día me he sentido la más mala de todas.

Un día crecerán y querré escuchar nuevamente el incesante nombre mamá por toda la casa… un día crecerán y querré volver a la infancia para tenerles en mis brazos  nuevamente y sentir su cabecita en mi pecho descansado confiadamente. 

Por eso a ti mamá que sientes que no puedes más te invito a que disfrutes cada segundo de tu maternidad con intensidad y con la locura que eso significa porque un día crecerán pero los momentos que hoy vives con ellxs permanecerán para siempre.

Milena González

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