Ya ha iniciado el 2013 y todas las predicciones tienden a concluir que este año será peor que el 2012 que acabamos de vivir. Ya no es necesario encender la tele y ver el cúmulo incesante de noticias desalentadoras, parece que el monólogo ya se ha incorporado en el cerebro de muchos. No es extraño encontrarnos con amigos o personas que por casualidad vemos en el autobús o el metro y no cesan de hablar de la crisis, de lo mal que va todo y que esto seguirá empeorando. La verdad no niego que la situación actual en muchos países no es la que la mayoría podría desear. Pero hoy quiero enfatizar en un aspecto que he observado en las diferentes culturas y países en los que he estado.
Durante los procesos de Coaching e incluso en el trabajo con comunidades y equipo de trabajo he conocido tres tipos de personas que creo cada uno de nosotros también ha conocido en un momento de nuestras vidas. Sin embargo mi intención no es que miremos a esos que hemos conocido sino que tomemos como referencia nuestra propia vida y experiencia y nos evaluemos.
Ante la pregunta ¿Cuál es tu propósito? Nos podemos encontrar tres escenarios diferentes:
– El profesional que ante la pregunta se ve cuestionado porque no sabe qué es lo que quiere, no conoce su propósito y tampoco está interesado en descubrirlo. Sencillamente es el tipo de persona que considera que cualquier empleo le viene bien y no tiene un área de trabajo específica en la que desee profundizar. Por tanto si hoy le hablan de la importancia de hacer un curso en las normas ISO lo inicia y si mañana le dicen que lo que está en auge es el tema del medio ambiente pues entonces también lo considera importante. Es alguien que sencillamente vive su día sin un propósito en mente y únicamente se la pasa deseando una y otra cosa pero como no ha descubierto qué es lo que le apasiona no tiene un punto por donde empezar.
– También encontramos el profesional que ante esta pregunta tiene una gran respuesta, tiene la capacidad de especificarte lo que quiere y el área en que se quiere desempeñar pero es al mismo tiempo el tipo de persona frustrada que tiene un sueño y no lo satisface es decir sabe qué es lo que quiere pero no tiene iniciativa. Le puedes preguntar oye por qué si tienes tan claro lo que quieres hacer y tienes toda la habilidad y destreza para lograrlo no lo has hecho? Ante lo que podemos escuchar mil respuestas y todas se resumen en excusas (edad, familia, falta de dinero, el jefe, el presidente, los hijos, el paro….)
– Y por último encontramos al profesional que sabe lo que quiere y hace lo que quiere. Es la persona que ha encontrado lo que le apasiona y ha dado respuesta al cómo. Este tipo de profesional es lo que dice ser; su identidad y por ende sus conversaciones no se basan en lo que desean ser. Ellos viven lo que son. Que gusto es encontrar personas con propósito, estas personas inspiran y retan al mismo tiempo. Son profesionales abiertos al aprendizaje y con la capacidad de escuchar al otro porque consideran que el crecimiento individual es un aprendizaje diario en diálogo con los otros. Ellos sencillamente aman lo que hacen y han entendido la importancia de la disciplina en el alcance de sus objetivos.
Por lo general siempre enfatizo en la importancia de cuestionarnos con seriedad y tomarnos nuestro propósito con la responsabilidad que requiere. Si no estamos contentos con lo que tenemos entonces por lo menos preguntémonos qué necesitamos para lograrlo. ¿Qué puedo hacer que hasta el momento no he hecho para llegar a dónde no he llegado? Pero seamos sinceros y disciplinados, no asumamos la actitud del segundo profesional, basta de seguir buscando excusas, mejor seamos honestos para no seguir con quejas que impiden movilizarnos y que seguro ya se han vuelto molestas para las personas que nos conocen.
Me gusta lo que dice Goethe: Lo que importa más, nunca debe estar a merced de lo que importa menos.
Milena Gonzalez