Recuerdo cuando me di cuenta que estaba embarazada de mi segunda hija, una cantidad de emociones recorrieron mi cuerpo en ese momento. Por un lado alegría porque deseábamos ser padres por segunda vez, también incertidumbre al pensar si íbamos a ser capaces de criar a dos niñas a la vez pero hubo una pregunta que me surgió de inmediato en ese momento: ¿Será que voy a llegar a amar tanto a este bebé como amo a mi hija mayor? Si estás viviendo esto es posible que me entiendas. Sientes que amas con tal fuerza a tu primer hijo que no te imaginas la forma en la que se puede ensanchar tu corazón para amar a dos personas con la misma intensidad y magnitud a la vez. Pero no te preocupes si estás pasando por esto, es un sentimiento completamente normal y que irá en descenso en la medida que avanza el embarazo y por supuesto cuando le tienes en tus brazos. Todas esas preguntas se van al olvido y te embarga una emoción tan grande como la que te embargó cuando conociste a tu primer hijo.

Sin embargo este no es el único sentimiento que aflora cuando te das cuenta que estás embarazada por segunda vez, hay otro sentimiento que muchas mujeres vivimos y que yo también viví y es el famoso sentimiento de culpa. Sentía tristeza al pensar que ese nuevo embarazo me absorbería de forma tal que mi hija mayor perdería toda mi atención y que de alguna forma la iba a obligar a convertirse en una niña mayor cuando apenas tenía solo 17 meses.  Pensar que dejarás de estar exclusivamente para tu primer hijo en el momento que nazca tu nuevo bebé es un pensamiento que suele aparecer.

Mi marido lo vivía de otra forma, para él todo era ideal y una etapa normal de una decisión que ya habíamos tomado (ser padres por segunda vez) así pues se asombraba cuando le hablaba de todas esas emociones que afloraban en mi.

La pregunta es: ¿Por qué algunas mujeres experimentamos ese sentimiento de culpa?

La culpa nos motiva a juzgar una forma de actuar como incorrecta pero no podemos olvidar que este sentimiento tiene como base al miedo, es decir la llegada de un segundo bebé es verdad que genera alegría pero a algunas madres también le produce miedo y este a la vez lleva a crear  pensamientos que se basan más en supuestos ¿y si no lo quiero igual que al primero…? ¿y si no le dedico el mismo tiempo…? ¿y si se pelean…? ¿y si el mayor se siente triste? Pero como puedes ver esos pensamientos no se basan en hechos reales.  El problema está precisamente cuando le damos credibilidad a esos pensamientos que no son más que temores futuros que nos hacen sentir mal hoy y que surgen porque hasta el momento la única experiencia que tienes como madre es la que conoces como madre de un solo hijo. Pero piensa, con tu primer hijo también surgieron miedos y preguntas que has visto como poco a poco has podido ir resolviendo y hoy hasta te ríes de esos temores que nacieron sin razón alguna.

Es verdad que tener dos hijos no es lo mismo que tener uno, ni para ti ni para nadie pero eso no es una desventaja cuando centras tu atención en lo positivo de esta experiencia, el problema está cuando lo ves desde una perspectiva negativa.  

Una de las cosas que recomiendo para gestionar el sentimiento de culpa que genera ser madre por segunda vez, es poner en contexto cada uno de los miedos que te han surgido, dicho de otra forma, reflexiona sobre esos pensamientos o creencias que están generando en ti culpa, si quieres escríbelos, ponles nombre (por ejemplo no voy a querer al pequeño como al primero) y confróntalo con un hecho real.

Vamos a poner algunos ejemplos que pueden ser útiles:

¿Y si no es tan cariñoso y detallista como el primero? Es obvio que tu primer hijo te abrió todo un conocimiento en lo que a maternidad se refiere, te permitió vivir lo que es alegrarse con sus pequeños pasos y logros, pero sé realista: ¿acaso no te vas a alegrar también con todo lo que haga tu nuevo bebé? ¡Por supuesto que sí! Son hermanos pero son diferentes y por eso te aseguro que vas a vivir nuevas experiencias, vivencias y alegrías que complementarán tu alegría de ser madre en lugar de dividir tu corazón en dos.

¿Este nacimiento no solo cambiará mi vida sino también la de mi hijo mayor? Por supuesto que cambiará tu vida y la de tu hijo, pero quién dijo que los cambios son malos, como sabemos lo único constante es el cambio y el problema no está en que le cambie la vida a tu hijo, el problema está en que tú veas ese hecho como algo malo en lugar de verlo como una etapa para crecer y aprender. Mi hija Ana María ha aprendido muchísimo al lado de Gabriela y ahora que esperamos a nuestro tercer hijo ellas anhelan con todo su corazón poder compartir nuevas experiencias como hermanas mayores.

¿Y si nace y no le quiero tanto como al primero? A mi la maternidad me ha enseñado que el amor no es egoísta y que no hay que esforzarse porque nazca, el amor fluye naturalmente y naturalmente se expandirá y se multiplicará para tus dos hijos, no vas a tener que dividir tu corazón porque sentirás cómo este se ensanchará. Además este mismo amor no solo lo vivirás tú sino que lo verás reflejado en la complicidad que poco a poco irá surgiendo entre tus hijos.

Así que, no te digo que no sientas miedo, el miedo surge naturalmente, pero gestiónalo tomando su parte positiva, saca la parte talentosa del miedo que es la reflexión y cuestiona todos esos temores bajo la lupa del amor y la realidad, ya verás cómo en breve te reirás de todos estos pensamientos que también pasarán.

Bueno ahora te invito a que si te gustó este artículo y crees que puede servirle a alguien más lo compartas 😉

Un abrazo muy grande.

Milena González.

Share This